domingo, 19 de julio de 2009

El intercambio de la barra

Se sienta en uno de los taburetes vacíos que aun quedan; se sienta como si fuera parte de un trabajo monótono y repetitivo. El tiempo se para durante diez minutos, se queda inmóvil, pensativo aparentemente. A unos metros ella espera el momento de romper su rutina con un nuevo cliente perdido en la noche.

-Me podría poner un whiskey?
-Por supuesto, pero me puedes tutear.

-Como quiera, pero me puede poner uno por favor?
-Solo?
-Sí, bueno, hay mucha gente por aquí pero en realidad no conozco a nadie.
-Me refería a si el whiskey lo quería solo.
-Con hielo por favor.
-Como quiera.
-Me puedes tutear.
-Eso dije yo también.
-Sola?
-No, bueno, hay mucha gente por aquí trabajando pero en realidad no conozco a nadie.

-Pues entonces estamos más o menos en las mismas circunstancias.
-Usted también cobra por estar en esta barra?
-No, más bien pago. Aunque aun no lo sé.
-La verdad es que yo tampoco lo sé.
-El qué? si está sola o si pagará?
-Si cobraré.
-Pues estamos en las mismas circunstancias.
-Cada uno a un lado de la barra, solos entre la gente, sin saber qué le depara la suerte?
-Eso mismo.
-Entonces si nos intercambiamos no pasaría nada.
-Supongo que no.
-Pues probemos.
-De acuerdo, seguro que de esta manera llegaría antes mi whiskey.
-No creo, no nos dejan beber.
-Pues entonces nos quedamos como estamos. Póngamelo por favor.
-No.
-No sin intercambiarnos?
-No si no nos tuteamos.

-Con hielo.
-Ya cerramos.