viernes, 19 de junio de 2009

Desconectarse

Dos veces al año Ray necesita salir de su vida y permanecer perdido durante horas. Ni su mujer ni nadie que lo conozca bien le pregunta luego dónde ha estado o por qué no ha respondido a sus llamadas. Ni siquiera ya lo intentan; saben que Ray se pierde sin llevarse consigo ni un problema ni un sueño. Nada, se va vacío.

Ray coge el coche y empieza a conducir en cualquier dirección. Incluso a veces lo ha dejado en una estación de alguna ciudad vecina y ha preferido un tren o autobús. Cualquier sitio es bueno para dejar atrás todo el peso de una vida. Cuando circula ya sea de día o de noche no piensa en nada, salvo en alejarse lo más que pueda de su familia, de su trabajo, de su entorno.

Entonces llega un momento que encuentra un lugar donde sentarse, donde esperar. Ray espera durante horas, igual llega al día siguiente mirando al frente. Cualquiera que lo vea creerá que está pensando, que está ideando cómo acabar con su mujer, o iniciar un negocio, o reencontrarse con su primer amor. Pero no, Ray permanece completamente hueco esperando a volver a su vida. En cualquier momento se levanta y deshace el camino hecho hasta ahí para volver a su casa, a su trabajo, a su rutina.

Vuelve y todo siempre sigue igual donde lo dejó. Ahora ni su mujer le pregunta dónde ha estado, ni en el trabajo le recriminan que ha faltado un día, dos... ni nadie le echa en cara que le ha estado llamando y no ha contestado. Todo su mundo sabe que Ray necesita desconectarse para seguir viviendo otra temporada más.