domingo, 15 de marzo de 2009

El plante del azar

No temas, no te escribo por haberme dado plantón, ni siquiera por no avisarme. Te escribo para darte un sitio en mi memoria, porque de lo contrario podrías eternizar mi espera. No sé si llegaste más tarde, si perdiste mi teléfono, mi dirección... tu cabeza. El hecho es que no viniste y lo que es peor peor que la espera es robarme la ilusión por vernos.

Sí, seguramente habrá otros, renacerá en mí una nueva ilusión. Por lo que no temas, el daño que hayas podido hacer no será irreparable ni substituible a menos que no te lo diga: me has fallado. Y si te digo que me has fallado también me incluyo a mí mismo: te he fallado. Lo que sea, ya no tiene sentido buscar una razón, dos culpables.

No temas, lo peor ya pasó. No nos pudimos conocer. Quizás el azar quiso equivocarnos de hora o lugar. A lo mejor estábamos a 50 metros y no pudimos vernos. A lo peor a tres palmos, la suerte... La mala suerte!

Nos hemos fallado, sí, pero estoy seguro que si entre nosotros falló el azar la próxima vez no nos puteará tanto.
¿Quedamos?

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